me siento como una especie de caracol, vacío por adentro, con una dura máscara, un caparazón, una armadura. soy fuerte, por fuera, impongo un cuerpo, y me paro, frente a todos, y me muestro tan fuerte, valiente, que creo dar miedo, asustar a todo mundo, quizá por eso huyen y me dejan sola. por mi gran coraza, que me hace ver fuerte. lo que nadie sabe, es que por dentro estoy vacía, y si no estoy vacía, estoy débil, blandita, como una masa pequeña, amorfa y babosa, que con cualquier golpecito se avería. lo que pasa con la gran cáscara protectora, que me hace tan imponente, es que esos golpes la rompen también, van haciéndole marcas, que se tranforman en rajaduras; entonces, así el caparazón se va quebrando de a poco, los trocitos de coraza se pierden en el camino, y así, voy quedando al descubierto. la cosita amorfa de adentro va saliendo a la luz, primero en ventanitas, después se van agrandando, hasta llegar a ser como grandes ventanales que muestran el sensible y asqueroso ser que de veras soy.
esa es la verdad, está la coraza, que tantas veces me ayuda, a veces asustando, haciéndome ver terrible y malvada y seca y fría, y creo que lo más lindo - o lo único lindo - es que la coraza me protege cuando no quiero que me vean, me siento desnuda; pero, siempre con el pero pero pero, adentro estoy yo de verdad, la amorfa, la tierna, la que vive de amor, la sensible, la fantaseosa e ilusa criatura, que de a poquito, a medida que pasa el tiempo, se va deshaciendo. voilá.
06/01/09
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