extiendo los brazos, abro las manos, me dejo llevar por aquella brisa, que viene a mi encuentro de manera tal, que ningún sentido tiene el rehusarse, no se justifica, no se considera racional, no, es un nó rotundo - no podés decirle que no -,
y entonces volar, con los brazos en posición, con la mirada hacia adentro, con la cabeza levantada, sintiendo todo aquello que se puede sentir.
la magia de lo que es, la magia de este volar, de este sueño, materializado, plagado enteramente de colores y fragancias, de sonrisas y lamentos, de palabras y silencios, de mi y de vos, de tus manos que vuelan, que se posicionan como las mías, y que vuelan también. porque, sí, sin darme cuenta estaban ahí, y me sostenían, y se mantenían en lo alto junto con las mías. porque de repente aparecieron, las vi, me acompañaron, y me dejé sin duda enamorar...
- alto, cada vez más alto, y sin poder dejar de sonreír, los colores que envuelven y la música que no se detiene ni un segundo, que enloquece, y eso porque nos encanta. esta locura, que se llama amor. -
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