me molesta que no te tenga en cuenta, que los brazos se me suelten, que siempre los ravioles bailen en la ducha, me molesta, pero no. admito que no me molesta el espectáculo. atroz, sí, pero mío, de mi propia cabeza, mi propio show.
te esperé toda la madrugada; me dejé el cabello crecer, miré sin pestañear el cielo azul azul casi negro, las trece estrellas que habían, y te esperé, te esperaba, quería qué. y no, no llegaste nunca, el cielo se nubló, se largó a llover, y el paraguas estaba en casa de sol.
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