te toco los ojos con suavidad
para no hacerte gritar,
suaves los dedos, quietos tus ojos;
mientras bajo las sábanas
los cuerpos juegan a conocerse,
juegan a jugar a verse,
hasta quedar desnudos.
me visto
y mi cabello se enrieda
entre tus dedos que
parecen no querer despegarse;
y se vuelven a desear
tus ojos con mis manos,
mis ojos y tu boca y tu nariz.
debe ser tu lengua filosa,
tus palabras mudas y certeras,
y esos ojos llenos de misterio.
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