y siempre es igual; yo, jugando al juego insípido de sentimientos, con los míos, con los ajenos, lastimando, jodiendo, molestando, hartando, juego sin querer, es que, ya no entiendo concretamente qué es lo que me lleva a eso, a ese extremo, en el cual no siento, desprecio, ignoro, abuso, en todas las maneras que me son posibles.
ya no quería jugar, me había aburrido de eso; ese juego de zorra, donde terminaba por perder, ganando (eso sí) las experiencias, los puntos débiles, puntos a favor, de quién?, mitades iguales, equitativas; y en ese momento el corazón de metal no servía, era un adorno, hasta qué, te morías por la carencia, esa necesidad de lo que no sentías ni te hacían sentir. juego, perdido; empezar a extrañar, sin sentido, creer querer, creer necesitar, afecto?, sí, supongo es así.
ahora, que gané después de aburrirme de jugar, gané, lo disfruté, lo materialicé - sentir, tocar, gustar - y algo falló, hubo errores, me aburrí?, no sé, creo es así; pero quiero recuperar mis sonrisas, mis risas, y mi corazón helado, congelado.
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