a veces

no termino de entender, sobre todo
mi cabeza. tampoco lo que hay adentro de la tuya,
ni siquiera consultarlo
con un libro, o dos, o cien; no hay forma supongo, de entenderte
del todo. ni de saber,
los por qués, de los para qués,
ni de los tuyos, menos de los míos.

y de repente agarré y me estallé
porque hice eso de nuevo,
y otra vez,
y una vez más, lo hice de nuevo,
y otra vez más de nuevo.
y cada día hay una sorpresa nueva, un algo
nuevo, una sorpresa de palabras
que repienso, y no coinciden con realidades que
en realidad son, y cosas que
me repregunto, por qué.

y el tiempo termina siendo incierto como de costumbre
y cada vez menos certezas
y cada vez menos colores que mirar
y cada vez menos de todo
y cada vez más felicidad de la que dura poco
y cada vez más desiciones
y más cambios
y más sensaciones
que, en sí, son geniales
y después generan duda
y desconcierto
y ganas
y más ganas
de que todo sea diferente
y meterme en la cabeza
que en realidad este hoy lo elegí yo
y así, así porque sí,
no porque sí, se entiende.

basta, ves
basta de pensar.